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14 nov 2025

CEFERINO: EL MILICIANO QUE VOLVIÓ SETENTA Y SEIS AÑOS DESPUÉS

Camin viello de Laspuña-A Espuña ta Ceresa (A man de San Andrés)


CAPÍTULO VII

CEFERINO: EL MILICIANO QUE VOLVIÓ SETENTA Y SEIS AÑOS DESPUÉS

Relato íntegro de memoria oral en aragonés de Laspuña — A Espuña

La Guerra Civil dejó heridas visibles —trincheras, impactos, refugios—, pero también heridas invisibles que tardaron décadas en cerrarse. Una de las historias más conmovedoras conservadas en la memoria viva de Laspuña es la de Ceferino, un choven miliciano que volvió al pueblo casi ochenta años después, buscando cumplir un gesto que la guerra le había arrebatado.

Lo que sigue es la historia tal como ocurrió, contada en aragonés de Laspuña, sin alterar su esencia, porque así se transmite la verdad íntima de los hechos.

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1. Un encuentro inesperado (Primavera de 2014)

En a primavera d’o 2014, o mío pai tornaba d’o güerto Barranco quan veyió a quatro personas en o esbarre d’a Figuarota, con pintas de no saber tande ir.

Como buen montañés, se les arrimó con un: “Buena tarde… ¿no alcuentran o camín?”

O más viello d’a colla le explicó que buscaban una ermita chicota por a zona alta d’o lugar.

— ¿Fuensanta? Con una casa gran y una fuent? Millor vaigan con l’auto, que la carretera ye buena y encara les queda una buena tirada…

— No, no. No ye Fuensanta. Ye por las Eras, on son os gallineros.

— ¡Ah! Entonces será la iglesieta de San Andrés.

O mío pai, que marchaba enta o pajar de casa, les dició:

— “voy por o mesmo camín. Ya les acompanyo. No son ni diez menutos.”

La conversación estió típica de ascensor:  Que buen tiempo fa… que bonico ye o paisache…

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2. El grito de una vida entera

Quan plegoron quasi a l’altura d’o depósito viello de l’augua, en pasar o pajar de Casa Gasque, o más viello d’a colla —un mesache con 94 anyos— gritó de repente:

“¡Aquí es!”

Debanto o punyo y, con voz entrecortada, exclamó:

“¡¡SALUD, CAMARADA!!”

As atras tres personas —a suya filla, o yerno y o nieto— lo abrazoron y lo besaban sin parar.

A filla le dició: “Vés, papa… como todo llega.”

O mío pai sintió que sobraba en ixe momento tan íntimo y s’apartó en silencio.

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3. La historia del miliciano

(Tal como la contó o yerno, en o tiempo chusto d’un guiñote)

O mesache más viello, Ceferino, heba estau miliciano republicano con 16 anyos.

A guerra lo trajo enta as montanyas de Laspuña, onde feba de correu dos vegadas al día, entre o mando de Lafortunada y o mando de Laspuña.

Siempre con un compañero inseparable: Un soldado de nombre Manuel, pero al que totz le deciban “Valenciano”.

Caminaban por sendas arriscadas, entre trincheras, montiellos y zonas fortificadas.

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4. O bombardeo fatal

Un día, antes de plegar a os montiellos an teneban que entregar o correu, empecipio un fuego de morteros tirau dende Muro de Bellós.

S’amagaron en a fachada d’o pajar de Gasque (en las Eras), lugar que a tropa emplegaba de puesto d’intendencia.

Pero os bombazos ya cayeban tan cerca que tuvioron que eslampar a carrera limpia enta o barranco.

Allí la suerte se partió en dos:

Ceferino escapó.

Manuel, o Valenciano, cayó muerto por una esquirla de metralla, a o canto d’una carrasca.

Ceferino no pudo ni decir adiós.

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5. Después d’a guerra: prisiones, servicio y vida nueva

Acabada la guerra, Ceferino:estió preso en o penal d’O Ferrol d’o Caudillo,dimpués habió de fer o servicio militar,sirvió en tierras extremenyas,y asti s’ennovió d’una moza.

Tuvioron dos fillos machos, que morioron chovens, y una filla, la única que quedaba con vida, y o zagalín que l’acompañaba yera o suyo nieto.

Pero lo que Ceferino nunca pudo olvidar fue la no-despedida.

Deziba: “No lo pude ni enterrar.”

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6. El regreso: justicia poética, 78 años después

En 2014, Ceferino tornó al lugar exacto en que cayó o Valenciano.

Al otro día, deixoron un ramo de flors a o canto d’a carrasca.

La nota deciba:

“El traidor te sacó la vida pero te hizo libre. Siempre en mi memoria, Valenciano.

SALUD, CAMARADA.

Ceferino.”

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7. Epílogo: lo que queda cuando todo se pierde

Ceferino volvió no para ver el pueblo, ni la montaña, ni la ermita.

Volvió para cumplir con un amigo muerto.

Ese gesto —humano, íntimo y lleno de dignidad— forma parte ya de la memoria profunda de Laspuña.

Un capítulo que no aparece en los libros oficiales, pero que honra: la verdad,la lealtad, y el peso de las guerras en las vidas pequeñas.

Porque la historia grande se escribe con documentos, pero la historia verdadera se escribe con gestos como este.




9 nov 2025

Tradiciones e identidad

 


X. De las tradiciones y la identidad presente

Laspuña conserva un calendario festivo que refleja su carácter comunitario, su religiosidad popular y el vínculo profundo con las estaciones del año.

Las tres fiestas principales son San Mateo, San Sebastián y Santa Águeda, celebraciones que resumen el alma del pueblo: la unión vecinal, la gratitud y la memoria.

Fiesta Patronal de San Mateo (21 de septiembre)

Es la fiesta mayor del pueblo, dedicada a San Mateo Apóstol, patrón de Laspuña.




La devoción se remonta a tiempos antiguos y se relaciona con la tradición según la cual los montes de Laspuña proveyeron la madera para la quilla y el mástil del galeón San Mateo, construido para la Armada Invencible.

Desde entonces, el santo es considerado protector del trabajo cumplido y símbolo de fidelidad al compromiso.

Durante las fiestas se celebran procesiones y actos religiosos, acompañados por la música de charangas y grupos locales.

Uno de los momentos más esperados es la ronda o pasacalles, en la que los vecinos abren las puertas de sus casas y ofrecen bebida y comida a los participantes, en un ambiente de hospitalidad y alegría.

La jornada culmina con un baile-verbena en la carpa habilitada para el evento, donde se reúnen todas las generaciones del pueblo y de las localidades vecinas.

Fiesta de San Sebastián (20 de enero)

La fiesta de invierno de Laspuña se celebra en honor a San Sebastián, mártir romano y protector contra la peste.




Es una de las festividades más queridas del calendario local, símbolo de fe, comunidad y continuidad.

La víspera del santo se realiza una colación vecinal, momento de encuentro y convivencia que anuncia el día grande.

El 20 de enero, día de la festividad, tiene lugar la misa y procesión en honor al santo, acompañadas de gran solemnidad y fervor.

Finalizados los actos religiosos, los vecinos comparten un gran ágape popular, preparado por la comunidad, que culmina con una ronda festiva por las calles, símbolo de unión y alegría compartida.

Cada año se eligen cuatro mayorales, encargados de organizar la fiesta del siguiente año.

A estos se les entrega un ramo simbólico, que deberán conservar y traspasar a los nuevos mayorales en la siguiente edición, como signo de continuidad y compromiso con la tradición.

Es considerado un honor portar el ramo de San Sebastián, símbolo de devoción y servicio al pueblo.

El último día de las celebraciones, y a la puerta de la iglesia, se reparte entre todos los vecinos la tradicional torta de caridad bendecida, signo de fraternidad y recuerdo del valor comunitario de la fiesta.


Fiesta de Santa Águeda (5 de febrero)

La celebración de Santa Águeda, patrona de las mujeres, se inició en Laspuña en la década de 1950, impulsada por un grupo de vecinas que quisieron recuperar una tradición extendida por el Alto Aragón. En esos años iniciales no existía la figura de la Virgen y se realizó una recolecta para comprarla.



El año que llegó la Figura de Santa Águeda se hizo procesión y se rondo para ir a comer....se salio do Plano Morillo,los músicos estaban parados tocando en la puerta de Casa Papelero y como las mujeres empezaron a tirar hacia adelante ,se formó un pequeño tapón,el cual fue aprovechado por algunas mozetas y no tan mozetas para pizcar en la culera de los músicos,eso si con mucha prudencia les decían "¡¡Va,va tiraz pa l'ante, no veyez que nos están chafando!!" y pizco tras pizco los músicos continuaron con la ronda ...y hoy en día se sigue pizcando.

Una "pizcadora" de aquellos años me explicaba que solo pizcaban en las calles planas o en las subidetas , en las de bajada no se hacía porque era peligroso y si se caían los músicos se podía fastidiar la fiesta.

Un año fue La Ronda de Boltaña la que realizó el pasacalles, y como es de suponer los culos de los aguerridos músicos boletanos fueron el blanco predilecto de las "Águedetas pizcadoras". Y como tan pudorosa parte fue vilmente ultrajada, decidieron que  los sonrojados glúteos deberían tener una canción en recuerdo de la "gran pizcada"

¡Vaya patrona se fueron a buscar!... y aún le llaman procesión a ir a rondar.

 ¡Será muy Santa la tal Águedeta pero es más fura que San Carnaval!

(Fragmento del pasodoble de los pizcos. La Ronda de Boltaña)

Desde entonces, la jornada se ha convertido en una de las más queridas por el pueblo.

Ese día, las mujeres toman el protagonismo de la vida local: organizan comidas, bailes, representaciones y actos simbólicos en reconocimiento a su papel en la comunidad.

Es una jornada de alegría y hermandad, en la que se recuerda el valor, la constancia y la presencia de las mujeres en la historia del Sobrarbe.

Hoy, estas tres celebraciones —San Mateo, San Sebastián y Santa Águeda— definen el calendario emocional de Laspuña.

A través de ellas, el pueblo mantiene viva su identidad, su fe y la fuerza de su comunidad.

Porque en Laspuña, las fiestas no son solo tradición: son acto de unión, memoria y continuidad.