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Zinca de ripas y sirenas
Música: Roberto Serrano
Inspirada en el libro 3, cap. VI, “De cómo Pedro
Saputo hizo el milagro de Alcolea”
Zinca de
Ballobar,
en pasando
Chalamera,
aquí o río
ye más gran
parixe rica
ista ribera!
Cusirando
se nos miran
ixas ripas
d’Alcoleya
como zillos
contra o mar,
como peñas
ciclopeyas.
Dende astí
diz que Saputo
se ganó a
la concurrenzia,
quemisió si
lo que cuentan
ye faloria
falsa u zierta,
pero se bei
que sin bin
en a
redolada se’n quedón as bodegas.
Zinca de
Ballobar
que nian
se’n beyen as piedras,
qué fázil
ye nabatiar,
más que en
as montañas nuestras,
aquí
replega a un chirmán
que ye de
nombre Alcanadre
y se
chuntan as dos auguas
que baixan
dende Sobrarbe.
Leixos no’n
queda o lugar
y tiempo ye
de zeresas...
puestar que
arrime a nabata
pa pillar
cuatro peretas
pos que diz
que aquí as mullers...
as mullers
son aquí, más que mullers, sirenas!
Traducción
al castellano
Río Cinca de Ballobar, tras pasar
Chalamera, aquí el río es más grande ¡parece rica esta ribera! Vigilando nos
miran esas “ripas” de Alcolea como riscos contra el mar, como peñas ciclópeas. Desde
ahí dicen que Saputo se ganó a la concurrencia, no sé yo si lo que cuentan es
relato falso o cierto, pero se ve que sin vino en el contorno se quedaron las bodegas.
Río Cinca de Ballobar, ni siquiera se ven las piedras, qué fácil es navegar,
más que en nuestras montañas, aquí recoge a un hermano de nombre Alcanadre y se
juntan las dos aguas que bajan desde Sobrarbe. Lejos no queda el pueblo y es
tiempo de cerezas...quizás arrime la almadía para coger cuatro peritas pues
dicen que aquí las mujeres...las mujeres son aquí, más que mujeres, sirenas!
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Cinca traidora, Cinca traidora
que las piedras enseñas y los hombres ahogas.
Por el barranco de Biembro sube Felipón d’a Flor con el hacha bien afilada del herrero Lorenzon.
Se oían las hachas golpeando en la madera y caían grandes troncos rodando por la ladera.
Encima de dos registros se van preparando los troncos, se hacen muescas y rebajes y las sargas atan los trampos.
Ya está colocado el ropero, ya está colgado el tocino salado y los odres llenos de vino ,que agua ya tenemos bastante.
En la rasa de Plantapera una nabata de cuatro tramos ha chocado: tronco de sesenta palmos escorado o mástil demasiado largo.
Y el remero de delante chilla a los de detrás, pero salta el del final: «a mí déjame en paz».
Para salir del apuro hay que abrir los maderos exteriores, empujar desde la nabata y mojarse los calzones.
Se ha perdido algo de material pero aún queda vino, volveremos a navegar que el río es el camino.
Al llegar al Entremón ¡atina, Pallaruelo, para pasar el agujero sin rasguñarnos la cabeza!
Poco a poco orillando, se acerca la nabata a tierra y arreglando el atraque el dia va oscureciendo.
Los pantanos nos ahogan, ya no bajan grandes troncos, pero Cinca siempre serás el gran río nabatero.
Ya no golpean las hachas, sólo se oye el silencio, pero Cinca siempre serás el gran río nabatero
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Zinca traidora
(Vaya por delante nuestro agradecimiento a
La Orquestina del Fabirol)
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Zinca traidora, Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Por o barranco de Biembro
puya Felipón d'a Flor
con a estral bien esmolada
d'o ferrero Lorenzón.
Se sentiban as estrals
trucando en a madera
y cayeban firmes trallos
rodando por a ladera.
Denzima de dos conchez
se ban adobando os trallos,
se fan mortesas y estachas
y o ligallo pía os trampos.
Ya ye clabau o ropero,
ya ye colgau o salau
y os boticos plens d’esprito
que augua ya en tenemos prou.
Zinca traidora, Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
En a escorra Plantapera
una galta ye amorrada:
sesentén abozinau
u entena que ye prou larga.
Y o puntero de debán
escazila ta os d'atrás,
pero espeta o coderón:
«a yo rai, dixa-me estar».
Ta salir d'o contornillo
cal ubrir os lapazons,
abuchar dende a nabata
y mullar-se os calzons.
S’ha perdiu algo de broza
pero encara en queda bin,
tornarén a nabatiar
que o río ye o camín.
Zinca traidora, Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
En llegando a l'Entremón
¡enzierta bien, Pallaruelo,
ta pasar o foricón
sin rader-nos o tozuelo!
Poqué a poqué, alacando,
s'arrima a nabata a o canto
y apañando a peirada
a luz ya se ba amortando.
Os pantanos nos afogan,
ya no baixan os dobleros,
pero Zinca serás siempre
o gran río nabatero.
Ya no trucan as estrals,
sólo se siente o silenzio,
pero Zinca serás siempre
o gran río nabatero.
Zinca traidora, Zinca traidora,
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora, Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
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Datos de la canción:
ZINCA TRAIDORA
(del disco "Me'n baxé ta tierra plana", ed. Kikos 1994)
La orquestina del fabirol
Musica: Fco. Javier Ferrández y Roberto Serrano
Letra: José Antonio Murillo y Roberto Serrano
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Traducción del texto al CastellanoCinca traidora, Cinca traidora
que las piedras enseñas y los hombres ahogas.
Por el barranco de Biembro sube Felipón d’a Flor con el hacha bien afilada del herrero Lorenzon.
Se oían las hachas golpeando en la madera y caían grandes troncos rodando por la ladera.
Encima de dos registros se van preparando los troncos, se hacen muescas y rebajes y las sargas atan los trampos.
Ya está colocado el ropero, ya está colgado el tocino salado y los odres llenos de vino ,que agua ya tenemos bastante.
En la rasa de Plantapera una nabata de cuatro tramos ha chocado: tronco de sesenta palmos escorado o mástil demasiado largo.
Y el remero de delante chilla a los de detrás, pero salta el del final: «a mí déjame en paz».
Para salir del apuro hay que abrir los maderos exteriores, empujar desde la nabata y mojarse los calzones.
Se ha perdido algo de material pero aún queda vino, volveremos a navegar que el río es el camino.
Al llegar al Entremón ¡atina, Pallaruelo, para pasar el agujero sin rasguñarnos la cabeza!
Poco a poco orillando, se acerca la nabata a tierra y arreglando el atraque el dia va oscureciendo.
Los pantanos nos ahogan, ya no bajan grandes troncos, pero Cinca siempre serás el gran río nabatero.
Ya no golpean las hachas, sólo se oye el silencio, pero Cinca siempre serás el gran río nabatero
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