De pequeño llevaba Chirucas en invierno, Cachuscas si llovía y el resto del año alpargatas Tau que vendían en casa Fruto o casa Marcelina. Pero para las fiestas me compraban zapatos “buenos” que se utilizaban los domingos. Eran días que tenias que ir “mudau”.
Y esos zapatos me los compraban siempre en Casa Mata de l’Ainsa. ¿Qué pies sobrarbenses no pasaron por las manos del Señor Emilio? Cuantas palabras amables y cuantos consejos recibí de este Ainsetano conocedor de su oficio y de su buen hacer.
Cada vez que volvía a Casa, ya viviendo en Cataluña, pasaba a comprarme zapatos y a escucharlo un rato, comprar en Casa Mata era recibir siempre una nueva lección de la vida.
Nunca olvidare aquellas palabras que ahora y con más frecuencia suenan en mi cabeza. "¿Por qué te has ido zagal? Eres hijo único y tus padres se quedaran solos, con lo que ellos te han cuidado. Tenías que haberte quedado en casa y aprender el oficio de tu padre y de tu abuelo. Pero la juventud nunca os conformáis con lo que tenéis. Y eso es bueno hay que aprender fuera de casa pero luego hay que volver".
Y es que este mundo es un pañuelo, hoy a 300 kilómetros de Laspuña y con una persona, no sobrarbense, con la que tan solo mantengo un contacto laboral esporádico, ( es cliente del Hostal Lami) he estado hablando de calzados Mata, del Señor Emilio, de su hija Leti, de Casa Turmo de Labuerda, de Nabatas, en fin de mi tierra. (El es un comercial del calzado, lo que conocemos como “un viajante”).
“Pero luego hay que volver” decía el Señor Emilio, si ahora pudiera le diría:”Pero Señor Emilio, si yo nunca me he ido, mi corazón siempre se queda en Sobrarbe”.
Y lo importante es saber que el corazón nunca se ha ido ni se irá.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dani.