Chaime con a pata a l'aire

Hace ya un tiempo colgué un post sobre uno de esos rincones poco conocidos de Laspuña y no por eso menos transitados sobre todo en las noches de verano cuando jugábamos a “enrestir” y ya de mozos lugar idóneo para mostrar a las visitantes en las noches de San Mateo.

Las fotos que os mostraba eran Casa Sebastiana y Casa Campo vieja. También os nombraba a “Chaime con a pata a l’aire” y ahora os explico en pocas líneas quien fue este personaje.

Su nombre era Joaquín, hijo único y de profesión picador (como la mayoría de Laspuña), al ser de casa floja (poca tierra) cuando se acababa la faena en el monte trabajaba en una cantera en Francia. No le acompaño la suerte y en un accidente en la cantera, a finales de la década de los años 20 perdió una pierna. Regreso joven y con un buen fajo de dineros a Laspuña donde empezaron las peleas con sus padres por su afición a la bebida. Cruzo la muga con la gente de Laspuña y guardo lo que le quedaba de dinero en la pared de un huerto, pero al regresar después de la contienda ese dinero ya no servía (era dinero rojo), murieron sus padres y para subsistir fue vendiendo la poca tierra que tenia y la casa la vendió a trozos, un trozo a Estebane, otro a Campo y otro a Cazcarra. Los últimos años de su vida vivió de caridad en Casa de los Maestros y el ayuntamiento de Laspuña (era alcalde Antón de Monclus) le pago los medicamentos y la asistencia médica y finalmente el entierro.

Dado el aspecto físico que tenia, llevaba una pata de palo, y su continuo estado de embriaguez los críos de la época le tomaban el pelo con la cantinela de ¡¡Chaime con a pata a l’aire!! Hasta que conseguían que saliera detrás de ellos corriendo, acabando con heridas al caerse al suelo en más de una ocasión.