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2 mar 2010

Nadie parece estar solo en Curicó.


La plaza tiene una audición de asambleas ciudadanas que contrasta con los negocios dormidos y las calles tapiadas. Nadie debate. Todos conversan del único asunto.
Mientras en la más sureña ciudad de Concepción suceden los saqueos, los habitantes de Curicó parecen decididos a no dejarse vencer por la crisis que abrió la catástrofe.
Mudaron escritorios macizos de madera e improvisaron oficinas a la intemperie para atender reclamos y denuncias. Así, bajo unos toldos, los “scouts” acopian donaciones.
La radio improvisada trata de brindar información útil a los damnificados.
“Algunas personas no ayudan, pero la mayoría está pendiente y se preocupa de preguntar qué es lo que hace falta. Llegó gente llorando al albergue porque perdió sus cosas, y uno les tiene que explicar que perdieron sus cosas y no su vida, tenemos la vida y eso es lo importante ¿o no?”, pregunta Estéfany Pérez, niña scout. Tiene apenas 13 años.
Sobre la calle todos comparten los enchufes para cargar sus celulares dormidos, ahora que por fin se restableció poco más de la mitad del servicio eléctrico de la ciudad.
Con voz cansada, los locutores transmiten sin pausa. Improvisaron una radio de campaña, bajo unos toldos, que funciona como punto de contacto. Ofrecen camiones de vecinos solidarios, saben cuál es la farmacia que aún vende, piden prudencia para transitar calles en emergencia.
Desde otro punto de la ciudad parte una caravana de asistencia a la costa: un convoy de 15 vehículos con agua y alimentos, expertos en salud, asistentes sociales y donaciones. Todos coinciden en que ellos tuvieron suerte. (Noticia de BBC Mundo)

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