La Diputación de Huesca continúa con la línea de fomento de la truficultura en la provincia a través de un nuevo paquete de ayudas destinadas en su mayor parte a la instalación de nuevas plantaciones, además de otras para la instalación de cercados en las ya existentes. La subvención global de este año asciende a medio millón de euros.
A las 700 hectáreas dedicadas a la producción trufera en el Alto Aragón se sumarán las 165 que contarán con subvención este año. La Comisión de Iniciativas Locales ha aprobado ayudas a 55 productores dentro del plan, emprendido por la Diputación de Huesca en 2002, para hacer de la truficultura una alternativa a los cultivos tradicionales.
El Presidente de la Comisión de Iniciativas Locales, José Torralba, ha destacado el esfuerzo que está haciendo la Institución Provincial para lograr el crecimiento de plantaciones truferas en toda la provincia, y a este respecto Torralba ha señalado que la totalidad de las subvenciones solicitadas para crear una nueva plantación han sido aprobadas.
Año a año ha aumentado el número de peticiones que concurren a la convocatoria de subvenciones para fomentar el cultivo de la trufa. Así, la truficultura se ha extendido durante los últimos años a otros puntos del territorio altoaragonés en los que no era habitual. A este respecto, Torralba explica que ya existen plantaciones del año 2004 que han dado buenos resultados en zonas en las que este cultivo no se producía de forma natural como puede ser la Jacetania.
Las ayudas concedidas este año llegarán a localidades como Loarre, Capella, Tolva, Graus, Biscarrués, Alquézar, Puente de Montañana, Viacamp, Chía, Veracruz, Foradada del Toscar, Yebra de Basa, Bisaurri, Palo, Sabayés, Caldearenas, Adahuesca, Arbaniés, Casbas, Barbastro, La Fueva, Santa Eulalia, Labata, Peralta de Calasanz, Arén, Panzano, Naval, El Grado, Aínsa, Santaliestra, Pueyo de Aragüás, Anies, Viacamp, Santorens, Puértolas o Benabarre.
La Diputación de Huesca realiza además una labor de asesoramiento con los productores del Alto Aragón con el objetivo de realizar el máximo aprovechamiento de las condiciones climáticas y del terreno. Este seguimiento incide, de manera especial, en la preparación del campo para la plantación de la especie y en la fase de asentamiento del que depende el éxito del cultivo.
A las 700 hectáreas dedicadas a la producción trufera en el Alto Aragón se sumarán las 165 que contarán con subvención este año. La Comisión de Iniciativas Locales ha aprobado ayudas a 55 productores dentro del plan, emprendido por la Diputación de Huesca en 2002, para hacer de la truficultura una alternativa a los cultivos tradicionales.
El Presidente de la Comisión de Iniciativas Locales, José Torralba, ha destacado el esfuerzo que está haciendo la Institución Provincial para lograr el crecimiento de plantaciones truferas en toda la provincia, y a este respecto Torralba ha señalado que la totalidad de las subvenciones solicitadas para crear una nueva plantación han sido aprobadas.
Año a año ha aumentado el número de peticiones que concurren a la convocatoria de subvenciones para fomentar el cultivo de la trufa. Así, la truficultura se ha extendido durante los últimos años a otros puntos del territorio altoaragonés en los que no era habitual. A este respecto, Torralba explica que ya existen plantaciones del año 2004 que han dado buenos resultados en zonas en las que este cultivo no se producía de forma natural como puede ser la Jacetania.
Las ayudas concedidas este año llegarán a localidades como Loarre, Capella, Tolva, Graus, Biscarrués, Alquézar, Puente de Montañana, Viacamp, Chía, Veracruz, Foradada del Toscar, Yebra de Basa, Bisaurri, Palo, Sabayés, Caldearenas, Adahuesca, Arbaniés, Casbas, Barbastro, La Fueva, Santa Eulalia, Labata, Peralta de Calasanz, Arén, Panzano, Naval, El Grado, Aínsa, Santaliestra, Pueyo de Aragüás, Anies, Viacamp, Santorens, Puértolas o Benabarre.
La Diputación de Huesca realiza además una labor de asesoramiento con los productores del Alto Aragón con el objetivo de realizar el máximo aprovechamiento de las condiciones climáticas y del terreno. Este seguimiento incide, de manera especial, en la preparación del campo para la plantación de la especie y en la fase de asentamiento del que depende el éxito del cultivo.
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