El caudaloso río Cinca se convirtió ayer en el mejor motor para las navatas en su descenso tradicional que cada mes de mayo realizan desde Laspuña hasta Aínsa y que este año celebró el 25º aniversario en medio de una gran fiesta que reunió en el recorrido a cientos de personas.
Las dos primeras embarcaciones llegaron en tan solo 45 minutos. Sin embargo, la última de tres trampos encalló pasado el pueblo de Labuerda y las labores para liberar los troncos de las piedras retrasaron su travesía.
Así fue el descenso
Un poco antes de las doce de la mañana, los primeros navateros saludaban a los centenares de personas que se agolpaban sobre la barandilla del puente de Aínsa, aunque muchos otros no llegaron a tiempo ya que el de ayer fue uno de los descensos más rápidos de los últimos años. Durante toda la mañana la escollera del Cinca y el tramo de carretera que une estas dos localidades se poblaron de coches, motos, bicicletas, quads incluso caballos para ir al encuentro de las navatas.
Además de un gran número de vecinos y turistas, ayer fueron testigos del 25º aniversario del descenso de navatas el secretario de Planificación e Infraestructuras Víctor Morlán, la secretaria de Estado de Educación, Eva Almunia, la consejera de Cultura, María Victoria Broto, y el presidente del PP de Huesca, Antonio Torres, quienes presenciaron este descenso tradicional. "El río estaba muy bien y hemos bajado sin problema. Cuanta más agua hay mejor para las navatas, por ello antiguamente también se elegían los días de más caudal", explicó Tete Mozota, que dirigió sin problemas junto con Carlos Serrano una de las primeras navatas. Con lo único que aseguró que había que tener cuidado era "con las rasas que se forman con la grava de los trabajos humanos y que antes no existían", pero por el agua de esta primavera "no hay que preocuparse". De hecho, los navateros habían descendido anteriormente con kayak este tramo en varias ocasiones para conocer el estado del rio este año.
Paco Sierra compartió navata con la cámara de televisión de la productora de Eugenio Monesma, Pyrene, que fue partícipe de este descenso para el trabajo que están elaborando sobre 'Las maderadas en el Pirineo de Aragón'. El navatero comentó que el punto más crítico había sido el paso del Refugio de Pescadores, en Escalona, pero que lo habían salvado.
Muy puntuales, las primeras navatas salieron de Laspuña a las 11 horas recogiendo el ánimo de la gente que esperaba a ambas orillas del Cinca. Pasadas las 13 horas, los que aguardaban en las cercanías de Aínsa se preguntaban por la tercera navata, que no llegaba. Algunos de los compañeros se trasladaron unos tres kilómetros para ayudar en los trabajos de desacoplar los trampos para sacar la navata del punto fatídico y volverlos a unir para seguir la marcha.
Los siete tripulantes de la navata se vieron obligados a mojarse los pies durante largo rato para poder sacar los pesados troncos de mitad del río, donde las piedras frenaron su paso.
Previamente, el tradicional almuerzo en la Placha de Laspuña había congregado también a un gran número de visitantes, incluso cuatro autobuses procedentes de Zaragoza no se quisieron perder esta invitación, en la que se acabaron las sardinas.
Fiesta y música navatera
Durante el sábado, en la fiesta previa, los protagonistas fueron el historiador Ángel Garí, Severino Pallaruelo, Eugenio Monesma y el que fuera alcalde de Laspuña Ángel Luis Escalona, quienes recordaron los primeros años en los que se decidió recuperar el perdido oficio del navatero. También se celebró una mesa redonda donde se detallaron los trabajos de documentación reunidos. Por todo ello, la consejera de Cultura les hizo entrega de unos premios por la labor de recuperación de las tradiciones.
Durante la cena en Laspuña, a la que asistieron 270 personas, también fueron homenajeados los presidentes que han pasado por la asociación de navateros. La música de la Ronda de Boltaña y el grupo barcelonés Avida Dollars pusieron el colofón a una gran fiesta que se alargó durante la madrugada.
Las dos primeras embarcaciones llegaron en tan solo 45 minutos. Sin embargo, la última de tres trampos encalló pasado el pueblo de Labuerda y las labores para liberar los troncos de las piedras retrasaron su travesía.
Así fue el descenso
Un poco antes de las doce de la mañana, los primeros navateros saludaban a los centenares de personas que se agolpaban sobre la barandilla del puente de Aínsa, aunque muchos otros no llegaron a tiempo ya que el de ayer fue uno de los descensos más rápidos de los últimos años. Durante toda la mañana la escollera del Cinca y el tramo de carretera que une estas dos localidades se poblaron de coches, motos, bicicletas, quads incluso caballos para ir al encuentro de las navatas.
Además de un gran número de vecinos y turistas, ayer fueron testigos del 25º aniversario del descenso de navatas el secretario de Planificación e Infraestructuras Víctor Morlán, la secretaria de Estado de Educación, Eva Almunia, la consejera de Cultura, María Victoria Broto, y el presidente del PP de Huesca, Antonio Torres, quienes presenciaron este descenso tradicional. "El río estaba muy bien y hemos bajado sin problema. Cuanta más agua hay mejor para las navatas, por ello antiguamente también se elegían los días de más caudal", explicó Tete Mozota, que dirigió sin problemas junto con Carlos Serrano una de las primeras navatas. Con lo único que aseguró que había que tener cuidado era "con las rasas que se forman con la grava de los trabajos humanos y que antes no existían", pero por el agua de esta primavera "no hay que preocuparse". De hecho, los navateros habían descendido anteriormente con kayak este tramo en varias ocasiones para conocer el estado del rio este año.
Paco Sierra compartió navata con la cámara de televisión de la productora de Eugenio Monesma, Pyrene, que fue partícipe de este descenso para el trabajo que están elaborando sobre 'Las maderadas en el Pirineo de Aragón'. El navatero comentó que el punto más crítico había sido el paso del Refugio de Pescadores, en Escalona, pero que lo habían salvado.
Muy puntuales, las primeras navatas salieron de Laspuña a las 11 horas recogiendo el ánimo de la gente que esperaba a ambas orillas del Cinca. Pasadas las 13 horas, los que aguardaban en las cercanías de Aínsa se preguntaban por la tercera navata, que no llegaba. Algunos de los compañeros se trasladaron unos tres kilómetros para ayudar en los trabajos de desacoplar los trampos para sacar la navata del punto fatídico y volverlos a unir para seguir la marcha.
Los siete tripulantes de la navata se vieron obligados a mojarse los pies durante largo rato para poder sacar los pesados troncos de mitad del río, donde las piedras frenaron su paso.
Previamente, el tradicional almuerzo en la Placha de Laspuña había congregado también a un gran número de visitantes, incluso cuatro autobuses procedentes de Zaragoza no se quisieron perder esta invitación, en la que se acabaron las sardinas.
Fiesta y música navatera
Durante el sábado, en la fiesta previa, los protagonistas fueron el historiador Ángel Garí, Severino Pallaruelo, Eugenio Monesma y el que fuera alcalde de Laspuña Ángel Luis Escalona, quienes recordaron los primeros años en los que se decidió recuperar el perdido oficio del navatero. También se celebró una mesa redonda donde se detallaron los trabajos de documentación reunidos. Por todo ello, la consejera de Cultura les hizo entrega de unos premios por la labor de recuperación de las tradiciones.
Durante la cena en Laspuña, a la que asistieron 270 personas, también fueron homenajeados los presidentes que han pasado por la asociación de navateros. La música de la Ronda de Boltaña y el grupo barcelonés Avida Dollars pusieron el colofón a una gran fiesta que se alargó durante la madrugada.
MAMEN PARDINA.(Heraldo)
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