(Este post esta dedicado a Elenita del Spar de Tierrantona, y a Carmelin de Casa Ignacio de Laspuña en recuerdo de unas risas por "o carné" en el aeropuerto de Barcelona)
El DNI, el carné de identidad, ya ha cumplido 63 añitos,nació por un decreto de 2 de marzo de 1944. Hoy como entonces ha sido reflejo de la evolución social y política de España. Nadie como él para asomarnos al férreo control de la dictadura, a los aires de libertad de la transición, a la normalización democrática y a esa revolución tecnológica que le mantiene joven y a prueba de falsificadores. Al contrario que los titulares del mismo , el DNI no envejece. Ha renovado su vestuario periódicamente. Pero hasta llegar a su flamante diseño -que incluye chip y mil blindajes-, el carné de identidad ha respirado aires de viejas máquinas de escribir y tinta china.
Sus antepasados directos nacen con el descubrimiento de América. Muchos de los marineros españoles que iban y venían de las Indias acarreaban la llamada cédula de composición, documento oficial que daba fe de la identidad de los "nabateros de agua salada". En tiempos de un incipiente comercio ultramarino, la Administración se percató de la obligación de saber quién era quién. Durante siglos, el método funcionó a duras penas en medio de chanchullos, componendas y caos administrativo. No fue hasta el siglo XIX cuando el asunto de la identidad tomaría carta de naturaleza. En 1824, Fernando VII creó la Policía en nuestro país y le otorgó la potestad exclusiva para crear padrones que incluyeran edad, sexo, estado, profesión, y naturaleza del vecindario. Tras la orden regia, las imprentas comenzaron a fabricar cédulas personales y cartas de seguridad, antecedentes directos del DNI "Dichas cédulas eran expedidas por ayuntamientos y diputaciones para todos aquellos que hicieran gestiones con organismos oficiales".El ocaso de estas cédulas sobrevino tras la Guerra Civil, contienda que dejó una nación sin nombre ni apellidos. Se hacía necesaria la creación de un nuevo documento que se puso en marcha a través de un decreto en 1944. ¿La razón? Fundamentalmente, el control, tener más y mejor controlados a los españoles.
La iniciativa partió de Presidencia del Gobierno, o sea, del mismísimo general Franco, pese a lo cual tuvo que esperar hasta 1951 para estrenar su propio carné de identidad.
Los primeros obligados a formalizarlo fueron los presos y los que permanecían en libertad vigilada. En segundo lugar, el personal masculino que por su profesión o negocio mudaba con asiduidad de domicilio. En tercer lugar, los varones residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes. Luego, los hombres en localidades entre 25.000 y 100.000 habitantes, después las mujeres que viajaban por motivos de trabajo y así sucesivamente hasta completar con los años el conjunto de la sociedad.Lo peor de esta iniciativa no radicaba en el machismo o el sexismo, sino que el carné incluyera una casilla para clasificar al ciudadano según su estatus económico. Los de primera categoría eran los grandes potentados y los caciques rurales. Los de segunda y tercera atesoraban, gradualmente, menos caudales y posesiones más modestas .Por último, los de cuarta se agrupaban en los llamados «pobres de solemnidad», gente tan mísera que estaba librada de pagar las tasas del DNI.
Zaragoza fue la primera capital de provincia donde se expidió el DNI. Una capital ni demasiado populosa ni excesivamente pequeña resultaba perfecta para dar a conocer a los ciudadanos su nueva identidad. Todo funcionó sin mayores sobresaltos y el ensayo se extendió posteriormente a Valencia. Desde la capital del Turia, el método se propagó al resto de las urbes hasta completar 59 equipos fijos distribuidos en todas las ciudades excepto Navarra.
Las anécdotas hicieron escala en los pueblos. Muchos de los agentes que tramitaban el DNI llegaban a su destino a lomos de un burro. Su hoja de ruta incluía visitas a la cárcel, a las personas impedidas, a los hospitales... En sus alforjas se entremezclaban un puñado de plumas, bolígrafos, tarjetas vacías, varios botes de tinta y pletinas para imprimir.
Con anterioridad a su llegada, este equipo itinerante acordaba con el alcalde una particular cita previa. Pactado el día, un bando comunicaba a los paisanos la llegada del DNI instándoles a llevar consigo cualquier tipo de documento expedido por la Diputación o el Ayuntamiento, así como una fotografía reciente. Algunos aldeanos ni siquiera contaban con papeles que refrendaran sus raíces. Entonces tanto el regidor, como el cura o el secretario de la villa daban fe de la identidad del sujeto por conocerle de toda la vida.Por sorprendente que parezca hoy en día, hasta 1962 también se otorgó el DNI a todos los extranjeros residentes en España. A partir de esta fecha, y por el Real Decreto 357 con fecha 22 de febrero, el DNI fue exclusivo para españoles.
Documento identificativo que es necesario mostrar en los aeropuertos para poder embarcar,¿Me escuchas Elenita?¡¡ O Carné,que fa falta o carné!!...
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