¡VIVA LA PEPA!
La historia nos cuenta que la primera constitución española fue jurada en la ciudad de Cádiz en el año 1812. Pero dos años después, cuando se restableció el absolutismo, el rey Fernando VII la abolió, ayudado en gran medida por los Cien Mil Hijos de San Luis, nombre dado al ejército francés comandado por el duque de Angulema.
Pero la abolición de la Carta Magna no sólo suspendió su vigencia, sino que quedó terminantemente prohibida la sola mención de su nombre, por lo que los liberales no podían utilizar su tradicional grito de ¡Viva la Constitución!
Lejos de someterse a esa medida arbitraria, los partidarios de la constitución encontraron la forma de referirse a ella, sin necesidad de mencionarla: como había sido promulgada el día 19 de marzo -festividad de San José-, la bautizaron La Pepa (recuérdese que Pepe es el hipocorístico o diminutivo cariñoso de José) y así fue como surgió el grito de ¡Viva la Pepa! para reemplazar el de ¡Viva la Constitución!, considerado entonces subversivo.
Por supuesto, con el correr del tiempo la expresión habría de perder toda intención política para pasar a significar desenfado, regocijo y alboroto, tal como lo utilizamos actualmente, sobre todo para dar a entender de forma festiva que en algún lugar reina un total y completo desorden.
La historia nos cuenta que la primera constitución española fue jurada en la ciudad de Cádiz en el año 1812. Pero dos años después, cuando se restableció el absolutismo, el rey Fernando VII la abolió, ayudado en gran medida por los Cien Mil Hijos de San Luis, nombre dado al ejército francés comandado por el duque de Angulema.
Pero la abolición de la Carta Magna no sólo suspendió su vigencia, sino que quedó terminantemente prohibida la sola mención de su nombre, por lo que los liberales no podían utilizar su tradicional grito de ¡Viva la Constitución!
Lejos de someterse a esa medida arbitraria, los partidarios de la constitución encontraron la forma de referirse a ella, sin necesidad de mencionarla: como había sido promulgada el día 19 de marzo -festividad de San José-, la bautizaron La Pepa (recuérdese que Pepe es el hipocorístico o diminutivo cariñoso de José) y así fue como surgió el grito de ¡Viva la Pepa! para reemplazar el de ¡Viva la Constitución!, considerado entonces subversivo.
Por supuesto, con el correr del tiempo la expresión habría de perder toda intención política para pasar a significar desenfado, regocijo y alboroto, tal como lo utilizamos actualmente, sobre todo para dar a entender de forma festiva que en algún lugar reina un total y completo desorden.
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